Con las palabras de bienvenida pronunciadas por nuestro director D. Rafael García Herruzo en el auditorio del Recinto ferial de Pozoblanco lleno de público, comenzó un emotivo acto de graduación de nuestros alumnos de segundo de bachillerato.
Os dejamos "algunas" fotografías para que cada uno de vosotros le añadáis el texto.
Doña María Jesús Sánchez Raya pronunció el siguiente discurso:
Buenas noches, alumnos y alumnas, padres y madres,
familiares también si habéis encontrado sitio hoy entre nosotros, compañeros y
compañeras del claustro.
Bueno, aquí estamos.
Parece increíble, hace seis años erais unos críos
mocosos y folloneros a los que no había manera de tener sentados quietos y
atendiendo en clase… Ahora, no es que haya cambiado mucho la situación, pero al
menos os movéis menos, que ya es algo.
No todos habéis pasado en el Antonio María Calero
el mismo tiempo, pero espero que todos os llevéis con vosotros un trozo
nuestro.
Nuestro centro es un centro dinámico, preocupado por la actualidad y
por prepararos de la manera más adecuada para que podáis enfrentaros a “la
vida”, que es lo que dicen que sucede cuando sales del colegio, como si antes
sólo hubiéramos estado de excursión.
Creo que nosotros, los profesores y
profesoras, nos sentiríamos satisfechos si ahora que ya empezáis un nuevo tramo
de vuestra educación sintiérais que las experiencias y conocimientos que os
lleváis de aquí son un buen acompañamiento, un buen bagaje, para el momento que
viváis en el futuro.
Pero no sólo somos una maleta, un lugar donde
prepararos para después. Un centro educativo que realmente cumpla con su
función es orgánico, un ser vivo que existe, sufre y se alegra.
Es difícil
pensar que se pueda ser feliz en un sitio donde te sientan en una silla durante
seis horas y te torturan varios días al mes examinándote de cosas que siempre te parecen difíciles y a
veces increíbles, pero lo cierto es que, a pesar de ello, una de las etapas más
felices de nuestra vida es precisamente la que empieza y acaba en el instituto,
ese momento en que has probado experiencias que te han llenado y sorprendido,
que te han hecho sentirte tú mismo por primera vez.
El cole es un sitio diferente, donde tienes a tu
seño que es como tu mami pero sin que te riña porque no te has lavado los
dientes. En el instituto es donde por primera vez te encuentras con el mundo de
verdad; donde te enfrentas a un microcosmos de seres adultos con sus virtudes y
sus defectos, sus manías, sus peculiares maneras de entender el mundo, sus
conocimientos de distintas materias y sus necesarias contradicciones.
Es donde te
das cuenta de que los adultos son un mundo complejo, donde las verdades no
siempre son las mismas y se puede explicar la misma guerra con causas y
consecuencias totalmente distintas. Porque el mundo de fuera, ese al que algún
día te vas, ese al que te marchas ahora, es así, contradictorio, intimidante,
injusto, variado, interesante, difícil y estimulante.
Digamos que aquí en el
instituto te hemos dado una especie de vacuna para que puedas desenvolverte en
él: te hemos inyectado una pequeña dosis de todo lo que hace de nuestro mundo
ese escenario terrible donde hay que sobrevivir como se sepa y se pueda.
Por eso no somos perfectos como la seño del cole.
Por eso contamos esos chistes horribles de los que te ríes por no llorar, por
eso te reñimos por faltas que consideras estúpidas, te hacemos analizar tu
lenguaje como si lo que dices fueran las leyes del universo, te obligamos a
aprenderte sartas de hechos científicos y realidades históricas que te parecen
idiotas cuando no simplemente absurdas.
Esto, en esta pequeña dosis que aquí
has recibido, será a lo que luego te tendrás que enfrentar multiplicado por mil
y aderezado con una dosis de injusticia y absurdo considerablemente mayor. El
mundo, siempre os lo decimos, es un lugar hostil, pero esperamos haber
contribuido a que, al menos, no lo sientas como algo desconocido y ajeno. Has
tenido tiempo de echarle una ojeada, una larga ojeada que ha durado seis años y
que te habrá curtido, esperamos, de manera suficiente.
También has vivido otras experiencias con nosotros.
Has aprendido cosas que te han sorprendido y abierto camino. Te hemos
descubierto algunas de las vías por donde luego vas a caminar. Más adelante, te
sorprenderás a ti mismo muchas veces recordando el modo en que te explicamos
aquí un problema de matemáticas, el sintagma nominal o la constitución del 78.
Te hemos ayudado a dar forma a tus opiniones, a reflexionar sobre ellas, a
ampliarlas. Somos una parte fundamental de la persona que eres, somos parte de
tus creencias, de tus certezas y de tus dudas.
También seremos siempre para ti
aquella señora que gritaba tan fuerte que te dejaba sordo, el señor que no
pronunciaba la “r” y siempre hacía bromas con ello, la de los tacones de
alturas imposibles, aquel que tenía un acento muy raro porque venía de otro
lugar de España, el que ponía cara de palo aunque se hundiera el tejado, la que
te regaba de saliva cuando te tocaba esa sufrida y espantosa primera fila en
clase. Recordarás esto y te reirás cuando menos te lo esperes. Somos parte de
tu paisaje emocional, somos tuyos tanto como durante seis años, tú has sido
nuestro.
Somos tus profesores y profesoras. Aunque nos
paguen por hacer este trabajo a lo largo de los años, demasiados, pues en
algunos casos ya peinamos bastantes canas, siempre somos tuyos y nada más que
tuyos. Nos llevas contigo en exclusiva, guardaditos en tu memoria, metidos en
el sobre de los amores y los desamores.
Nos recordarás a veces con cariño, a
veces con ira, pero seguramente, llegará un momento en que nos comprenderás,
habrá un momento en que harás las cosas como las hicimos nosotros y te
reencontrarás de nuevo en aquel pupitre verde delante del cual un adulto sufría
y se esforzaba. Ahora, ese adulto serás tú. Tú serás el que tome las
decisiones, lleve tacones imposibles, grite muy fuerte, tenga acento raro
porque ya no vivirás en tu pueblo, y pondrás cara de palo cuando las cosas te
salgan mal.
Habréis saltado al otro lado, queridos. Seréis
entonces unos adultos injustos, idiotas, chillones, bordes como aquellos
profesores y profesoras en cuya piel de adultos os veréis por primera vez. Y en
ese momento, aunque os resulte imposible creerlo, nos amaréis.
Nos amaréis
porque hemos sido los guardianes de vuestra inocencia, y a la vez, la primera
ojeada temerosa sobre un futuro incierto. Somos vuestro pasado, pero también la
compañía que habita en el fondo de vuestra mente y desde allí os ilumina sobre
aspectos de la realidad con los que tendréis que pelear.
Somos
tuyos y nada más que tuyos, como durante todo este tiempo habéis sido nuestros.
Ahora os decimos adiós, pero en realidad es un hasta siempre, pues en el fondo
de vosotros mismos acudiréis a nuestro recuerdo buscando fuerzas, inspiración y
afecto.
Siempre estaremos ahí, y ahora, con el cambio de las leyes de
jubilación, me temo que estaremos aquí también durante mucho tiempo y mientras
nos aguante el cuerpo, por si alguna vez queréis volver a visitarnos.
El claustro de profesores de vuestro instituto, el
Antonio María Calero, el Calero, para entendernos, os dice adiós y buena
suerte. Recordadnos con cariño, pues hoy habéis hecho con nosotros vuestro
último examen y como se dice en las buenas peleas, “sin rencor”. Ojalá
triunféis en los que os esperan, en vuestros nuevos estudios y en la vida. Para
nosotros, siempre tendréis ya un diez en nuestro corazón.
María Jesús Sánchez Raya, 31 de mayo de 2013
Cada uno de vosotros formáis parte, para siempre, de nuestra comunidad educativa del IES "Antonio Mª Calero"
Os deseamos lo mejor.
Sonia Zamora, Álvaro González , Antonio J Tamajón y todos vuestros profesores/as.
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