A mi hijo Jean
Entre los experimentos de este libro, muchos son pasatiempos sencillos destinados a la recreación de viejos y jóvenes, reunidos alrededor de la mesa familiar.
Otros, por el contrario, al ser de un carácter realmente científico, se han diseñado para introducir al lector en el estudio de la Física, que es la ciencia maravillosa a la que le debemos el descubrimiento de la máquina de vapor, el teléfono, el fonógrafo, y muchas otras maravillas, una ciencia que, no cabe duda, mantiene en reserva muchos otros milagros para el hombre.
El conjunto de estos experimentos, ya sean simples o complejos, se puede realizar sin ningún tipo de aparato especial, por consiguiente, sin el menor gasto. Nuestro laboratorio improvisado se compone, como se puede percibir, de artículos tales como utensilios de cocina, corchos, fósforos, vasos, cuchillos, tenedores y platos, en resumen, todas las cosas que poseen las casas, aún las más humildes de la tierra.
Al dedicarte este libro, confío en que puede ser un recuerdo agradable, en el futuro, de los momentos felices que pasamos juntos en el trabajo de estas simples maravillas, y en la construcción de los aparatos caseros descritos en “La Ciencia divertida”
París, 1 de enero de 1890
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