¿CUÁLES SON LOS EFECTOS DEL ALCOHOL SOBRE TU CUERPO? ¿QUÉ ES LA RESACA? ¿TE MERECE LA PENA…?
Le recomendamos a nuestros alumnos/as la lectura de este artículo del periodista Pere Estupinyà del que entresacamos lo siguiente:
“Además del exasperante dolor de cabeza, cada uno de los síntomas que aparecen a las pocas horas tras dejar de beber, cuando tu concentración de alcohol en sangre ya es prácticamente nula, tiene diferente explicación y tratamiento.
Te sientes fatigado/a porque el alcohol induce cambios en el metabolismo de tu hígado que desembocan en una menor concentración de azúcar en sangre; una ligera hipoglucemia que mejorará si por la mañana ingieres zumos o alimentos con carbohidratos.
Quizás no te apetezca comer nada porque tengas el estómago hecho polvo; Especialmente si has tomado licores fuertes sin rebajarlos con nada, el alcohol ha irritado directamente tu sistema gastrointestinal y estimulado la producción de secreciones pancreáticas y ácidos en el estómago. Si la comida previa a las copas hubiera sido contundente y elevada en grasas, tu estómago e intestinos no se habrían irritado tanto y de paso la absorción de alcohol habría sido más lenta.
Bebe agua. Antes, mientras y después, bebe agua. El alcohol es diurético, hace que tu glándula pituitaria segregue menos hormonas antidiuréticas como la vasopresina, los riñones no reabsorban tanto líquido, aumente la producción de orina, y tu cuerpo termine eliminando más líquido del que ingiere. Si tomas 50 gramos de alcohol diluidos en un volumen total de 250 ml, acabarás perdiendo entre 600 y 1000 ml de agua. Esta deshidratación y pérdida de electrolitos es lo que te provoca la sensación de sequedad, cansancio, sed abundante, y puede contribuir al dolor de cabeza por la vasodilatación en el cerebro.
No sólo es culpa del etanol
En tu estómago e hígado tienes un par de enzimas que se encargan de transformar el etanol en algo que tu cuerpo pueda metabolizar.
El ADH le quita un hidrógeno a la molécula de etanol para convertirlo en acetaldehído. Este compuesto es tóxico, por lo que la ALDH, debe actuar rapidísimo quitándole otro hidrógeno para transformarlo en acetato.
Si bebes muy rápido y no permites al ALDH seguirte el ritmo, o eres una de las personas que tienen una variante genética del ALDH menos efectiva, tu concentración en sangre de acetaldehído será demasiado alta y sufrirás náuseas, sudores, aceleración de pulso, y malestar generalizado.
Pero a parte del etanol, las bebidas alcohólicas contienen unas sustancias llamadas “congéneres” que se generan durante el proceso de producción del licor y contribuyen a aumentar la resaca.
Las bebidas de baja calidad suelen tener más congéneres, mezclar es contraproducente porque aumenta su diversidad, y cada licor tiene un grado diferente.
Calidades aparte y a igualdad de etanol final consumido, la lista de bebidas de más a menos resaca es: coñac, vino tinto, ron, whisky, vino blanco, ginebra, vodka, cerveza… orden que concuerda con mayor a menor cantidad de congéneres.
El metanol es el peor de ellos. Se trata de una molécula de estructura similar al etanol pero un poco más pequeña y que se descompone con los mismos ADH y ALDH. El problema es que sus productos intermedios (formaldehído y ácido fórmico) son todavía más tóxicos.
Los científicos que consideran al metanol un factor muy importante en la resaca dicen que los enzimas metabolizan primero el etanol (tienen más afinidad química por él), y cuando terminan siguen con el metanol produciendo formaldehído y ácido fórmico. Esto explicaría que los síntomas de la resaca empiecen cuando la cantidad de alcohol en sangre es prácticamente nula. Y de hecho, también podría explicar que tomar un poco de alcohol por la mañana disminuya momentáneamente sus síntomas, ya que bloquearían transitoriamente la metabolización del metanol.
En una revisión del 2008 se plantea otro mecanismo que podría influir en el dolor de cabeza y cambios de ánimo: esta intoxicación del cuerpo activaría de golpe las señales de alarma del sistema inmunológico, induciendo el malestar propio de un resfriado o infección.
Las citoquinas que utiliza el sistema inmunológico para comunicarse con el cerebro provocan malestar, debilidad, dolores, y aplatanamiento para forzarte a que descanses y contribuyas a tu recuperación. No está comprobado, pero algunos expertos creen que este proceso se puede sobreactivar tras una borrachera y contribuir a la pesadez del día siguiente.
La conclusión es clara…, y has de decidir si te merece la pena.
Si a pesar de todo decides “emborracharte” te recomendamos:
Comer contundente antes de beber y tomar dulce después.
Beber agua, es casi imprescindible.
Aspirina o ibuprofeno por la mañana o antes de ir a dormir disminuirá tu dolor de cabeza.
Vitaminas, especialmente la B6, podrían acortar el tiempo de sufrimiento aunque sea por placebo.
El café te despejará, pero su contrapartida es que tiene efecto diurético y requerirá mayor cantidad de agua.
Ah, si por la mañana se te ocurre tomar una cerveza, ni se te ocurra. Es normal sentir un síndrome de abstinencia al día siguiente, y quizás sí notarías un alivio momentáneo, pero significaría alargar todavía más el proceso de desintoxicación que debe seguir tu cuerpo”
(extraído del blog: Apuntes científicos desde el MIT)
http://lacomunidad.elpais.com/apuntes-cientificos-desde-el-mit/2008/12/29/resaca-cientifica-metanol
Interesante ¿verdad?, y sólo habla de la consecuencia inmediata de una noche de botellón. Dejamos para otra ocasión hablar de efectos a largo plazo... cirrosis hepática, problemas sociales causados por la alcoholemia, accidentes de tráfico... ¿te merece la pena?
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